Casa Farnsworth y el estudio de la intimidad
La arquitectura es un arte que por desgracia pasa desapercibido para muchos en la mayoría de ocasiones. Podemos descubrir increíbles obras arquitectónicas en grandes monumentos, en edificios antiguos que posee una construcción sólida y sorprendente. Pero también en edificios más cotidianos, en viviendas, en casas habitadas, la arquitectura tiene mucho que decir. Hay un gran debate, desde hacer tiempo, entre los que defienden que una casa simplemente deber ser un lugar lo más cómodo y funcional posible para habitarla, y los que piensan que el estilo y el diseño están por encima de la comodidad, para conseguir algo único y espectacular allí donde vivimos. Normalmente se intenta equilibrar un poco eta pugna y llegar al punto medio, pero hay ocasiones en las que todo se lleva al extremo.
A mediados del siglo XX, el modernismo europeo irrumpió de lleno en algunas zonas de Estados Unidos, provocando un choque frontal con la típica arquitectura americana, bastante más sobria. Uno de los puntos de inflexión de este estilo fue la Casa Farmsworth, un encargo de Edith Farmsworth al arquitecto Mies Van der Rohe, uno de los más importantes de su generación, que provocó mucha polémica por lo espectacular de la casa y su diseño hiperminimalista, con grades cristaleras, de una sola planta y sin paredes ni muros, solo ventanas, descubriendo todo lo que se hacía en su interior. A pesar de las condiciones que Famsworth puso para la casa, Van der Rohe la creó a su entero gusto, y esto provocó una batalla legal entre ambos que fue tremendamente comentada en su momento.
¡Sigue leyendo!